Descripción
En nuestra cultura acelerada y obsesionada con el éxito, somos constantemente tentados a perseguir cosas que carecen de importancia. Hemos sido condicionados a valorar las posesiones sobre las personas, nuestra posición por encima de las relaciones y a nosotors mismos por encima de Dios. Pero la realidad es la siguiente: Dios creó el amor para que sea el centro de nuestras vidas.