Descripción
Repito, luego, ¡existo! Nuestra vida palpita al ritmo de la repetición que nos impone el inconsciente. La repetición tiene dos aspectos: es positiva cuando nos permite aprender, crear y afirmarnos cada día más. Pero también puede resultar patológica en tanto nos hace volver a representar, sin que nos demos cuenta, los traumatismos de la infancia, reproducir una y otra vez las rupturas amorosas, sufrir trastornos obsesivo-compulsivos, depender de una droga, del juego, o del sexo o fracasar reiteradamente ante las mismas pruebas.