Descripción
Los deditos de los niños se convierten en los brazos de los monos al introducirlos en los agujeros. De esta forma pueden ser parte de este cuento encantador en el que el monito aprende a coger mangos para calmar la sed, se columpia entre árbol y árbol, y se refugia de la lluvia bajo unas hojas antes de volver a casa y abrazar a su familia.